Esa mañana se encontraba cansada, acababa de mandar a los
niños al colegio y estaba tomando un café. El día anterior había
ido al médico a recoger unos análisis, nadie le había preguntado que le habían
dicho, ¿no les preocupaba?. Se puso a pensar
que tareas tenía pendiente y lo único que se le ocurría es que no le apetecía
nada más que estar allí sentada, en la mesa de la cocina, dejando pasar el
tiempo sin mover un músculo, si acaso el cerebro que no lo utilizaba mucho
últimamente. Hacía tiempo que no pensaba en sí misma, todo su trabajo era pura
rutina y cuando la familia regresaba apenas le prestaban un poco de atención,
cada cual dedicado a sus menesteres: su
marido el ordenador, su hijo la play y la niña el teléfono..
Hizo un esfuerzo y
caminó despacio hacia los dormitorios, ya sabía que se iba a encontrar. En su
alcoba , su marido había dejado el traje del día anterior encima de la butaca,
la camisa y la ropa interior en el suelo del cuarto de baño, crema de afeitar
en el lavabo y los tapones de gel y champú sin colocar. Su hija tenía la cama sin hacer y medio armario encima, esa
mañana como casi todas, no tenía claro que ponerse para ir al instituto. El colmo llegó con el cuarto del niño de 12 años, con la ropa del
día anterior por el suelo, los libros desparramados por la mesa de estudio y la
mesilla de noche llena de tazos, pin, chapas, mandos de play, juego, cromos de
futbol..… ¡!aquí no cabe ni el polvo!! pensó desesperada. Comenzó a recoger todo y cuando iba a echar mano al calcetín que muy amablemente,
su hijo de una patada, había mandado debajo
de la cama, según él para meter gol, se dio cuenta de que no tenía que hacer
esa labor: !! Era la esposa y madre, no la esclava!!, !!era un miembro de esa familia y
no la criada de cada uno!!… Dejó caer todo lo que tenía en las manos y decidió
que desde ese día iban a cambiar las
cosas!!Ella también iba a reivindicar y protestar!!.
Se marchó a la
cocina, cogió el bloc de notas, donde apuntaba las compras, y empezó a redactar
sus exigencias:
Con motivo de mi total desacuerdo con la jornada laboral y la función a la que he sido relegada en esta casa, creo conveniente manifestar mis peticiones para el cambio de esta situación a partir de hoy. Mis reivindicaciones son las que siguen:
- No volveré a recoger una prenda de ningún dormitorio. Lo que no esté en el cesto de la ropa, no se lavará
- Solo pondré y seré responsable de 3 lavadoras a la semana, el resto será problema de cada uno.
- Todos aprenderán el manejo de los electrodomésticos de la casa, ya que he notado que cada uno, sin excepción, es un hacha en las nuevas tecnologías.
- Los dormitorios son asunto de cada usuario del mismo, excepto el de matrimonio, que la tarea será compartida o alternativa. Si no se recogen en el plazo de la semana, al finalizar ésta habrá sanciones. Sin excepciones por edad..
- Después de planchar cada uno recogerá y guardará su ropa (estaba cansada que después de 15 años viviendo con su marido, cada día le preguntara donde estaban los calcetines, sería la manera de que aprendiera de una vez.. Esa mañana cuando le volvió a preguntar por millonésima vez lo mismo, le contestó que mirara en su sitio habitual, el microondas)
- Empezaré a delegar responsabilidades (palabra que su señor esposo usaba habitualmente hablando de su trabajo y de su jefe y parecía que le agradaba que le asignaran nuevas competencias. ¡! Pues en casa las iba a tener también ¡! Ahora se pondría contento cuando le dijera que le hacía responsable de un montón de tareas importantes y que esperaba lo mejor de él…)
- Las tareas domesticas comunes, se repartirán equitativamente, dependiendo de horarios y gustos. En caso de no ponerse de acuerdo se hará un sorteo y serán cambiadas todos los meses, si se creyera conveniente…
No habrá servicios mínimos y no se admitirá ningún tipo de presión psicológica o chantaje emocional por parte de cualquiera de los miembros.
- Y algunas otras reivindicaciones que se discutirán dentro del marco de la negociación.
Si no se aceptan las peticiones, estimaré oportuno ponerme en huelga a partir de las 21 horas del día de hoy y continuará mientras no haya un entendimiento y aceptación por todas las partes.
Dicho esto, volvió a los dormitorios y recogió todo
apresuradamente, limpió los baños, arregló el comedor y la salita, hizo la comida (hoy tocaba revuelto de espárragos y chuletas empanadas), dejó la mesa puesta y
al lado de cada plato colocó una copia de reivindicaciones y un bolígrafo.
A eso de la una y media, se arregló y se fue a dar una vuelta,
tomó un sándwich y un café y se metió en un cine. Al salir,
miró el teléfono, tenía 80 llamadas
perdidas de su casa, regresó sin
devolver ni una.
Cuando abrió la puerta, se dirigió al salón, donde su
familia seguía como cada tarde, entregada a sus “”tareas de relajación””, no
parecían muy preocupados. Sonrió y muy amablemente les preguntó:
- ¿Habéis leído lo que os dejé y lo habéis firmado?
Hubo un momento de silencio que se rompió cuando los tres comenzaron a
hablar al mismo tiempo. Levantó la mano
y les mandó callar. Miró a su marido
-¿Juan?
. – ¿Dónde has estado?, no importa. Quiero cenar para irme a dormir, mañana madrugo, tengo una reunión importante.-
No contestó y dirigió
la vista a su hija de 14 años
-Adelante Julia, dime
- ¡!No está planchada la camiseta que te dejé, antes de irme
al instituto!! Es la que pensaba ponerme mañana, ¿me la plancharás esta noche?
-¿Dónde la dejaste?
-¡!!Encima de la cama, la tenías que haber visto.!!
Pensó en la cantidad de ropa que veía cada día en esa cama. Miró
a su hija y la vio por primera vez, era obra suya. Pero todo
tiene arreglo en esta vida, pensó. Enarcó una ceja y sonrió con cara de
inocente.
-¿Tienes alguna otra para ponerte?
Si, pero, esa es la que me queda bien con el pantalón
vaquero negro…
-¡!!Ya sabes donde está la plancha!!!
Cuando miró al niño y
le dijo que no había hecho los deberes porque ella no estaba para ayudarle, su
paciencia se agotó. Vio que ninguno había mostrado el más mínimo interés en lo que estaba demandando, así que miró la
hora y dijo:
-Son las 9 y media, visto lo que hay, desde hace media hora
estoy en huelga.
Sin decir una palabra
más, dio media vuelta y se marchó a la cocina, donde se encontró que aún los
platos no los habían metido en el lavavajilla. Cerró un momento los ojos,
respiró hondo y tomó una decisión, ¡!no movería un dedo por ninguno de
ellos!!. Cenó un yogurt y una manzana y se
fue a su cuarto a ver la tele.
Durante los dos días siguientes se mantuvo firme y no cedió ni
un ápice. Cocinaba para ella y arreglaba
su cuarto y su ropa .No les prestó la mínima atención a ninguno, cada vez que
venían con alguna queja. La ropa se
acumulaba en el cesto, que ya rebosaba, y en el fregadero no cabía un plato.
¡!Habían recurrido a la vajilla buena, ¡!era el colmo!!. Como no podía ver esa
situación les dijo que al día siguiente se iría a visitar a su hermana hasta
que la solución llegara. Cuando estaba haciendo el equipaje vino una comisión
al dormitorio en forma de marido y comentó
que estaban de acuerdo en sentarse a la mesa de negociación, dejó la maleta y aceptó. Fue muy duro tener que enfrentarse a
los suyo y no dejar que el amor que les profesaba, acabaran con los propósitos
que se había hecho. Cuando sus peticiones fueron aprobadas, se levantó, dio
un beso a cada uno y dando las
gracias les dijo que había sido un gran
paso para el buen entendimiento de todos y se fue a hacer la cena.
A partir de ese momento tuvo más libertad de movimiento, su casa
funcionaba mejor porque ahora todos y cada uno de ellos se encargaba de no
manchar y no poner cosas por medio para
no tener que recoger y había roto la relación
de dependencia que su familia mantenía
con ella. Además encontró tiempo para
dedicarse a sus aficiones y a estudiar
con la intención de volver a ejercer su profesión, que dejó cuando nació su
hija
.Lo mejor de todo, es que
ahora se sentía tratada como persona y su familia empezó a valorarla,
sin dejar de quererla ni una pizca por haber puesto fin a una situación
injusta.
A veces hay que
cerrar los ojos y hacer… pero esa será otra historia….
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