El Charafil y su fantástico puente de piedra.
Pasaba un arroyo por debajo y era el lugar de solaz de los niños cuando volvíamos del colegio.
El sitio ideal para jugar con los patos, coger renacuajos o en las tardes de verano la excusa perfecta para meter los pies en el agua, con zapatos y todo...
En aquella época no había piscina y los niños aprovechábamos lo que teníamos a mano para estar frescos.
D. Miguel Gómez, maestro de este pueblo, al que cito mucho ya que es el guardián de nuestras tradiciones, dice que:
""Ese puente tan antiguo
llamado d'El Chafaril,
por viejo lo jubilaron
y lo quitaron de allí.
Nos conviene recordar
que los viejos son muy sabios,
y que si allí lo pusieron
debiera de ser por algo.
Quizás tengamos algún día
que pasar el charco a nado.""
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