martes, 10 de julio de 2012

- Cuentos desde mi rincón: Diario de Marta y su primer día de Verano





Las Gracias de Rafael


Soy Marta y hoy me enfrento al problemón de cada verano, toca probarse el bañador,

 -¡¡Dios mío ten piedad de mí!!- exclamo encomendándome a un Dios del que pongo en tela de juicio su existencia la mayoría del tiempo y pido compasión ante el reto que supone mirarme al espejo con tan minúscula prenda. Lanzo una oración  al silencio de mi cuarto, esperando fervientemente que me esté grande para poder ir de rebajas en busca de un bikini con tres tallas menos….



Aguardo  con  los ojos cerrados que al instante de abrirlos,  ese artilugio infernal donde se refleja el paso del tiempo, de la comida, del insomnio, de los madrugones y  de las fiestas nocturnas, del trabajo pesado; no sea muy duro conmigo y me devuelva  la parte de mí que no ha cambiado: “”el interior del interior””

Qué lástima que no podamos darnos la vuelta como un calcetín y solo vieran los demás aquello que  nos hace iguales y a la vez distintos: dos pulmones, un hígado, los riñones, un femur….
Sonrío y pienso que si la moda supusiese tener un estómago a prueba de bombas o un perfecto esfenoides, yo  sería una top model  pero no es así, me digo, contemplando aquella parte de mi cuerpo donde fue a parar la cena de anoche  a base de tapeo.

Podríamos enseñar ese segmento de cerebro donde se guardan nuestro pensamientos y  ver si la rubia o la morena despampanante, que pisan las pasarelas  con tacones de vértigo  y destilando seguridad,  son tan notorias  como otras  mujeres con zapato plano  y con curvas más acusadas pero que no están en los lugares precisos. Quizás en ese aspecto, en nuestra mente, las diferencias no fueran tan notables.


Las Tres Gracias de Rubens


¿Por qué me martirizo cada verano con la misma situación?…. ¿Acaso hago algo para cambiar el hecho de no poder usar bikini? Siempre me digo que no importa, pero al final, en el mundo actual,  todo tiene su valor y el pasar desapercibida porque no das la talla apropiada  supone tener la  sensación de que a menos que  tengas las medidas más o menos adecuadas, nadie te dará la oportunidad de mostrar lo que vales.

Lástima que el Renacimiento y aquellas hermosas Gracias de Rubens   no sean el paradigma de la belleza en la actualidad y tengamos que conformarnos con  una sociedad  donde prima  la acelga cocida sobre la ensaladilla rusa, el pollo hervido sobre un chuletón de Ávila o un huevo duro sobre una tortilla de patatas….Además debo agradecerle  a  Rubens que repintara las Gracias de Rafael,  quitándole a esas tres damas la perfección de las curvas en sus cuerpos y dejando al aire el “”Michelin”” del que la mayoría de las mujeres hacemos gala, a pesar de las moda.

¿Por qué me da por filosofar cada vez que necesito justificarme? ¿Realmente necesito excusarme por ser como soy?

 Pienso contemplándome delante del espejo, que si las mujeres fuésemos montañas a rodear: unas serían cordilleras  altas con curvas estrechas y sinuosas y  otras en cambio, solo mesetas poco altas y de mucha anchura.  Así que me consuelo imaginando que no  todo el mundo está preparado para escalar el Everest, pero sí para un viaje tranquilo donde las curvas no marean.  Mirando la imagen que me devuelve el espejo, sonrío  ante tan magna altiplanicie y con mucha ironía me digo que desde luego, para rodearme no es necesaria la Biodramina….
!!  soñar es gratis ¡!

Sé que es una utopía pensar en un cambio en la sociedad actual,  aunque siempre mantengo una ligera esperanza de que las nuevas tendencias vayan encaminadas al renacimiento del humanismo. Una especie de vuelta a alguna parte donde no tuviéramos que elegir por ejemplo entre:

- La vida es corta y necesito sentirme bien con mi cuerpo y tener una talla diminuta para causar admiración  en  todos o…

- Que caray.. quizás en la eternidad no haya un jamón de bellota, langostinos de Sanlucar o pulpo gallego  y  prioricemos   diciéndonos que  carpe diem y a disfrutar de todos aquellos  placeres a los que el  ser humano tiene acceso, como es el buen yantar.
Sigo reafirmándome que las tentaciones se han puesto para hacer la vida más grata. Darle un  poquito de fantasía  y peligro  la cotidianidad de los días…

¿Acaso martirizarse en el gimnasio o el pescado cocido se ha convertido en las nuevas tentaciones?. ¿Qué placer escondido conlleva embutirse  en una falda de la talla 36 que yo no sé ver?

Así que mis ojos se vuelven hacia la luna de cristal y le digo a la figura reflejada que allí aparece:

-Eres lista y tomaste tu decisión. La vida está para disfrutarla, incluido el trozo de tarta de queso que te comiste ayer sin remordimientos.
Echo un último vistazo al espejo, donde aparece una mujer entrada en años, entrada en carnes y entrando en caída libre hacia la tercera edad y sonriendo me escucho decirle a esa imagen:
-  ¡¡A pesar de todo, aun te queda perfecto el bañador del verano pasado, estamos en crisis, así que dinero que ahorras...!!ja..!!
El año  que viene pensaré si me pongo a dieta…. Pero  esa será otra historia.



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