Nos pasamos la vida con el condicional a cuestas: ""¿y si hago esto?,
¿y si hago aquello""?… e intentamos vislumbrar y
soñar un futuro que ni existe y desde luego nunca existirá, porque cada vez que abrimos una puerta en el camino, cerramos muchísimas otras que no sabemos donde conducen.
Vamos a la historia condicional por excelencia: el cuento de la lechera: "" ¿Si me
compro una vaca… terminaré codeándome con las Koplovich o con Paris Hilton?""…. Pues mira no hay
garantías, si lo supiera, hace tiempo que sería ganadera…y Rappel tampoco lo sabe.
En esta vida hay que tomar caminos y no siempre son los más
acertados, pero nunca sabremos si en el
cruce, el otro hubiera sido mejor. Podemos intuir, podemos suponer, pero nunca
tendremos la certeza absoluta de que el que elegimos sea el peor o el mejor de
los posibles.
Cada día tomo miles de decisiones que me van llevando por sendas
distintas y al final del día no me cuestiono que hubiera pasado si en vez de
haber comido estofado de ternera hubiera puesto spaguettis,… ¿Quizás, este
pequeño detalle sin importancia, hubiera
supuesto un cambio radical en mi vida? pudiera ser:
tendría que haber ido a comprar la verdura y carne para la salsa boloñesa, pasado al lado del chico de los cupones, comprar uno y
quien sabe a lo mejor me hubiera tocado el gordo y ahora estaría disfrutando
de unas merecidas vacaciones en el Caribe….No lo sé y ya nunca lo sabré.
Así que decidí hace tiempo que pensar en presente, es la mejor manera de llevar esta vida y desde luego no intentar buscar sentido a la mayoría de las cosas que me ocurren. Y por supuesto, dejar los condicionales únicamente para lo que se inventaron: para HACER LA MALETA ( un abrigo por si hay una glaciación en Agosto en Benidorm o un bañador por si en la Estepa siberiana me hace un calor sevillano en Febrero).
Yo reflexioné sobre ello y ahora si queréis podéis hacerlo vosotros delante de una taza de café...
No hay comentarios:
Publicar un comentario