viernes, 16 de marzo de 2012

- Reflexiones ante una taza de café: Mi camino

Desde mi regreso he hecho ""El Camino del romero"" en numerosas ocasiones , el que conduce a la ermita de Ntra. Sra. de Piedras Alba, donde habita y es venerada por todos. La mayor parte de las veces he preferido ir a solas con mis pensamientos, sin prisas, saboreando  todo lo que veo y oigo.

Mientras paseo dirigiéndome al Prado de Osma voy disfrutando de lo hermoso que está el campo, del olor a jara florecida, de la visión fugaz de algún que otro conejo que se cruza  y a los que molesto con mi deambular o voy escuchando el canto de los pájaros.

Miro los troncos rugosos y retorcidos de esas centenarias encinas con el sol colándose entre sus ramas y pienso en la cantidad de antepasados nuestro que habrán dejado sus huellas por los mismos sitios que yo, y con la misma intención: presentar a Nuestra Señora  nuestro respeto, nuestras alegrías y nuestras penas o darle las gracias por algún favor concedido.

Además de ser el camino un deleite  para los sentidos , me sirve para ir conformando la lista de peticiones a la Virgen: Salud para todos, que mis hijas mantengan sus trabajos para que no tengan problemas económicos, que el pequeño siga por el camino recto y estudie, que mis nietos tengan una vida mejor...y por supuesto, ¿quién no pide un poco de suerte, por si acaso?

Cuando llego, colándome en su casa casi de puntillas para no importunar al silencio y veo su hermoso rostro mirándome, pienso que quizás pido demasiado y somos muchos a los que tiene que atender. Es cuando le digo:

-!!Qué caray!! Señora échame una mano cuando la carga sea tan pesada para mí que tu comprendas que  no voy a poder soportarla y señálame el camino para las cosas que sabes que puedo emprender sola, aunque me cuesten y me resulten difíciles... 

Al final por muy malo que haya sido el año, aquí estamos todos  de nuevo, incluidos los castillejeros y almendreros  que se marcharon con Ella y que la acompañaran siempre. Nuestra Señora de Piedras Alba se encarga de echarnos esa mano a los que se la pedimos y a los que no lo hacen... Al fin de cuentas a todos nos cobija bajo su manto.

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