lunes, 26 de marzo de 2012

- Cuentos desde mi rincón: Me persiguen

Cuando salía de trabajar empezó a llover a mares y tuve que sacar el paraguas. Mientras lo hacía alguien chocó conmigo y la bolsa del Corte Inglés que sujetaba precariamente con un par de dedos cayó al suelo. Un hombre se disculpó amablemente y recogiendo la bolsa mojada me la entregó, ni siquiera le miré. Estaba cansada y empapada y solo quería  volver a casa.

Cogí la misma ruta de siempre, una calle estrecha que corre paralela a la vía principal, porque en ésta, existen toda clase de comercios y personas que mientras miran escaparates, ponen trabas a todos los que llevamos algo de prisa. Prefiero la soledad de la callejuela que me conduce más rápidamente a mi hogar.


Distraída, pensando en los trabajos caseros que tenía pendientes, no había prestado atención a unos pasos que resonaban detrás de mí. Al principio no le dí mayor importancia, pero cuando volví la cabeza y vi la silueta de un hombre sin paraguas, !con la que estaba cayendo!, que levantó el brazo para que parase y el estar sola en una calle apenas iluminada, hizo que me pusiera en guardia.

Sentí miedo y el corazón empezó a latir más rápido. Comencé a apretar el paso y mi perseguidor hizo exactamente lo mismo. Un terror  profundo fue calándome y solo me oía decir: !corre, corre, corre..!! y eso hice. Al fondo veía  una glorieta iluminada, donde los transeúntes pasaban deprisa para no mojarse, sin prestarme atención alguna. Corría intentando alcanzar aquella luz que sería mi salvación .Cuando  estaba a punto de llegar  alguien me agarró de un brazo y me hizo girar. Entonces grité y grité con todas mis fuerzas.

Mi asaltante me zarandeaba y me  hablaba pero mi cerebro, preso del pánico no entendía nada..Poco a poco algunas palabras sueltas fueron filtrándose y conseguí comprender parte de lo que decía. Dejé de gritar, de pelear y le miré.

-!!!Señorita, se le cayó un zapato de la bolsa!!!- casi gritaba ""mi atacante"" -!!! solo quería devolvérselo!!!.

En ese momento me di cuenta que no sabía quién tenía más miedo, si él  por mis gritos o yo. Únicamente pude articular una palabra , gracias. Después la vergüenza se apoderó de mí y solo acerté a quedarme  allí quieta con un paraguas para dos y lloviendo a mares.

Han pasado 15 años y he descubierto que a veces ""DON DESTINO"" juega con cada uno de nosotros para conseguir sus propósitos, ya sea sutilmente  o de manera  más radical para los que no sabemos mirar, como me pasó a mí.

Os diré que aún conservo los zapatos guardados en el desván y que al igual que cenicienta, el hombre que me los devolvió se convirtió tiempo más tarde en mi marido. Pero esa... es otra historia.



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